Maine y Cuba: una historia íntima
Hace mucho que la gente, la economía y la política de Maine, especialmente el sur de Maine, están vinculadas al desarrollo y la historia de Cuba.
Empezando a mediados del siglo XIX cuando Cuba era todavía una colonia de España, el tráfico marítimo entre Portland, Maine y Trinidad, Cuba llegó a ser tan importante que el gobierno de los Estados Unidos les dio a los oficiales de Maine el derecho de establecer un consulado permanente en Trinidad. Hasta el principio del siglo XX, miembros prominentes de las familias de Portland ocupaban este puesto. Como el epicentro de la producción de azúcar en Cuba durante mucho de los siglos XVIII y XIX, Trinidad le suministraba a Maine los productos derivados del azúcar, como melaza y ron. Por su parte Maine se hizo el productor principal de papas para los consumidores en Cuba, un comercio que continuó a lo largo del siglo XX.
Cuando los cubanos iniciaron su lucha por su independencia de España en 1868, una lucha que duró treinta años, James Blaine, Congresista de Maine (1863-1876) y luego Senador (1876-1881), se opuso con firmeza a la causa cubana por miedo a una disminución en el mercado para productos de Maine. Como Ministro de Asuntos Exteriores durante la administración de Harrison (1889-1893), Blaine se ganó la enemistad del activista más importante de la independencia cubana y uno de los más grandes escritores latinoamericanos, José Martí. Sin embargo, los nacionalistas recibieron el apoyo de otros políticos de Maine para su causa de libertad, especialmente de William P. Frye, el antiguo alcalde de Lewiston (1866-1867) y el Fiscal General de Maine. Como Congresista de Maine (1870-1881) y luego el sucesor a Blaine en el Senado (1881-1911), Frye era un miembro prominente del ala Progresista del Partido Republicano. Era amigo íntimo de Theodore Roosevelt, en ese entonces un defensor fuerte de la participación de los Estados Unidos en la guerra de Cuba contra España. Una vez que el ejército de los Estados Unidos intervino formalmente en Cuba en 1898, ostensiblemente para apoyar a los rebeldes cubanos, el Senador Frye animó a su hijo, Alexis Everett Frye, un graduado de Harvard y maestro en las escuelas públicas, a alistarse en los Rough Riders de Roosevelt en la Guerra hispano-cubano-norteamericana de 1898.
Una vez España se rindió a las fuerzas combinadas de rebeldes cubanos y el ejército estadounidense en agosto de 1898, las intenciones de los Estados Unidos de “liberar a Cuba” resultaron mucho menos definitivas que los oficiales estadounidenses habían indicado a los cubanos. En vez de reconocer la independencia y soberanía de Cuba, los Estados Unidos ocupó la isla y organizó su propio gobierno militar, dotado de personal norteamericano, para gobernar Cuba de 1898 hasta 1902. Aunque los Estados Unidos concedió a Cuba su independencia nominal en 1902, las intervenciones militares y diplomáticas continuaron hasta 1959.
Por injustas que fueran las acciones del gobierno estadounidense, no todos los norteamericanos ni todos los oficiales estadounidenses estaban de acuerdo con la política. De hecho, Alexis Everett Frye, dedicado a los ideales democráticos, se demostró ser excepcional con respecto a este asunto. Sus experiencias en las escuelas públicas de Nueva Inglaterra y su educación en la cultura de la clase obrera de Lewiston le afectaron el parecer con respecto a Cuba. Alexis estaba convencido de que todos – fuera el que fuera su género, raza o clase – debería tener el mismo acceso a oportunidades económicas y educacionales. El creía que podía ayudar a los cubanos a hacer su país aun más justo socialmente y más democrático que los Estado Unidos de ese entonces. Logró ser nombrado Superintendente de las Escuelas Públicas en Cuba bajo el gobierno militar de los Estados Unidos de 1898-1902. En este puesto Alexis solicitó el apoyo de revolucionarios cubanos progresistas para crear un sistema nacional de escuelas públicas en Cuba que por primera vez le dotaba a la mayoría de niños cubanos la oportunidad de recibir una educación.
Bajo Alexis Frye, el número de escuelas en Cuba subió de 312 en 1898 a 3.628 en 1901. Además, el sistema de escuelas públicas que se construyó era mucho más progresivo que cualquier que existía en los Estados Unidos en ese entonces. No sólo abolió la segregación racial en todas las escuelas públicas de Cuba, sino también contrató a mujeres para ser maestras y pagaba igual a mujeres y hombres. “Pago igual por trabajo igual” era su filosofía. Alexis también consiguió donaciones de ciudadanos en Maine y Massachusetts con las que organizó una escuela gratis en Harvard durante el verano de 1900 para 1.256 maestros cubanos, la gran mayoría mujeres.
Por sus acciones Alexis Everett Frye ganó el respeto y el amor de miles de cubanos durante generaciones. Hasta los años 50 algunas escuelas en Cuba honraban todavía a Alexis como fundador de su sistema escolar, exponiendo su foto en l la a
as aulas. Pero mientras su solidaridad con los intereses nacionales de Cuba ganó la admiración de los cubanos, también ganó las sospechas del ejército estadounidense. En 1901 Alexis se enamoró de una mujer cubana y se casó con ella. Como su “regalo de bodas” al pueblo cubano, él imprimió 200.000 copias del himno nacional cubano para repartir a los padres de alumnos. Los oficiales de los Estados Unidos, que tenían que decidir si mantener a Cuba como colonia o no, consideraron traición las acciones de Alexis apoyando el derecho de los cubanos a ser libres. Al fin lo despidieron. Así que en el invierno de 1902, Alexis y su joven mujer cubana regresaron a Lewiston, Maine donde vivieron felices y criaron a cuatro varones. Recordados con cariño como símbolo de la buena voluntad del pueblo americano hacia el pueblo cubano, las noticias de los Frye en Maine aparecían con frecuencia en las revistas sociales y en los periódicos cubanos hasta la muerte de Alexis en 1944. Las conexiones históricas entre Maine y Cuba, personales, políticas, económicas y hasta apasionadas, perduran hasta el día de hoy.